miércoles, 17 de marzo de 2010

Por la Caleta


Esparcido el cabello por la espalda,
que fue del sol desprecio y maravilla,
Alondra cogía de la verde orilla
del mar de Cádiz, conchas en su falda... (1)

Y así andando por la orilla, empapados todos mis sentidos de belleza marinera, dejo vagar los pensamientos rozando apenas este mar, este cielo y esta arena donde me engrandezco... Y entonces me acuno con sus cantos.

Versos y más versos van apareciendo como vuelos de gaviotas. Siempre he tenido una poesía colgada de un sueño, desbordando mi corazón. No se bien cuando empezó esta complicidad mía con los poetas. Sueño que fue una tarde, paseando con Alberti por la playa de la Caleta...

Anda, niña, siente conmigo estas horas radiosas,
llenas de viento y sales...
(1)

Y yo las sentía con él... leyéndolas en sus ojos y las hacía mías. Horas donde no se comprendian las penas, donde el sosiego y la paz llenaban mi alma..

Mira, chiquilla, como se te albean los dedos
de espuma de esta playa y las uñas de fina arena...
(1)

Y yo a su ladito, aprendiendo de sus palabras, ayudada por la infinita luz azul que nos rodeaba...

Aquel creo que fue el comienzo, al menos así me hubiera gustado a mi que hubiese sido, de mi amor por la poesía y en particular por la poesía de los poetas andaluces.

Los poetas andaluces me han llevado con su voz a muchos rincones de Andalucía y yo los he soñado siempre volando conmigo por todas las playitas de mi Cádiz.

La bahía lucía más preciosa cuando yo los recitaba apoyada en una baranda de la Alameda. El faro iluminaba más feliz cuando yo me dedicaba a cantar versos entre guiño y guiño de su plateada luz. La Caleta me abrazaba más tiernamente y me regalaba rumores, como tangos, para acompañarme en sus poemas. Y así, desde Santa María hasta Cortadura he volado siempre unida a sus cantos, consiguiendo llenarme diariamente de sentimientos.

Por eso hoy, como en aquel día con Alberti, mientras mis pies sienten la arena y voy recogiendo conchas, orejitas y piedras de colores en mi falda, sintiendo la sal en mis labios, el viento en mi cara, la luz transparente en mis ojos y el canto del mar acompañado por el graznido juguetón de las gaviotas en mis oídos, sigo recitando poemas.   

Pasearé con cada poeta andaluz por esta playa y anhelando su presencia viajaré con ellos sin moverme de este mar.

Me perderé por Granada con Federico envuelta en todos sus romances gitanos e intentando ser poeta en New York. A lomos de Platero, camino de Palos, Juan Ramón nos enseñará a los dos el abc y a escribir palotes sin ir a la miga.

Compartiré con Machado su infancia, oliendo a azahar en un patio de Sevilla e intentando ser como él, en el buen sentido de la palabra, buena. Volaré con la paloma de Alberti por encima de la bahía de Cádiz mientras nos empapamos de vientos, sales y luz azul. Me haré gacela y luna para que Aben Hazam me considere tímida e inasequible a los hombres. Escribiré con Aleixandre para los oídos donde, sin oírme, está mi palabra. Le dibujaré un perfil al aire con la ayuda de Cernuda, mientras vemos como las horas permanecen inmóviles en él... En la piedrecita cuadrá de la Caleta jugaré un mus con Quiñones mientras veo en sus ojos esa puesta de sol que tanto amaba....¡Y poco más!

Sin darme cuenta la tarde se ha echado y empieza a resfrescar... Los últimos colores del sol se van apagando. La marea ha bajado tanto que muestra brillantes las pequeñas rocas que escondía en su fondo. El faro de San Sebastián ya tintinea. Los hombres con los pantalones remangados, y con un cubo y un gran foco de luz en las manos, bajan a la orillita a mariscar y cantan...


..En la orilla de la playa
lloraba una caracola
y que pena a mi me daba
verla tan triste y tan sola... (1)

El crepúsculo corre y hace ya casi invisibles las barquitas que se han ido metiendo poco a poco en la mar. Mañana, con los primeros rayos de sol, volverán llenas de caballitas y erizos. El poniente me acaricia flojito... Un perro juega feliz con su amo y yo, llena de sentimientos, arena, sal y piedrecitas de colores, sigo paseando acompañada de mis poetas, por la orilla, con su ausencia a mi lado...

(1) Soneto de Lope, citado por Rafael Alberti en su libro La arboleda perdida.

Por Mercedes Vieira (Alondra)

4 comentarios:

  1. GRACIAS. Acabo de oirla... es muy bueno.

    Besito

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  2. De nada, me alegro que te haya gustado.

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  3. Llego a tu casa de pura casualidad, pero no imaginas la alegría que me ha dado conocer este espacio dedicado a mi Tacita de Plata, yo soy de "la isla". Volveré sin duda ahora que te he conocido, espero que no te moleste. Un beso enorme y mucho arte

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  4. Hola de nuevo Luciernaga. Cómo me va a molestar tu visita? Pasa y ponte cómoda, como si estuvieras en tu casa.

    Besos.

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